La centralización monetaria que llevan adelante los bancos centrales de las principales economías, succiona cada vez más recursos de los diferentes mercados del mundo y convulsiona las condiciones de vida. Cuando suben la tasa de interés de referencia, como lo vienen haciendo desde fines de 2021, encarecen el precio de su moneda y los países deudores pasan sencillamente a deber más. Para cubrir los compromisos de devolución, destinan cada vez más porciones de su presupuesto para esos fines y, por el contrario, menos para otros. Y para llenar ese vacío, vuelven a tomar créditos de otros organismos, hasta para hacer obra pública de la más básica.
Por caso, el reciente informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC) muestra que el Fondo Monetario Internacional (FMI) recibió este año 514.921 millones de pesos del gobierno nacional, más que lo destinado para la Asignación Universal por Hijo (AUH).
Conforme a lo acordado con el FMI, el gobierno contrajo en un 5,5% el gasto primario ejecutado hasta septiembre de 2023 respecto al de 2022. Pero la austeridad en los gastos totales fue menor (4,1%) porque aumentó lo destinado a deuda. Este balance revela por dónde pasa la preocupación del Fondo por el equilibrio fiscal.
De enero a septiembre, la tasa aplicada por el FMI sobre lo adeudado pasó de 7,1% a 8,2% y así, la cuenta total de intereses a pagar se infló ahora a 3.200 millones de dólares anuales.
La ejecución del Presupuesto Nacional durante el mismo período muestra que el servicio de deuda creció 11,5% en términos reales (es decir, descontando la inflación) respecto a 2022. De enero a septiembre 2023 se llevó 2,3 billones de pesos, algo más que los 2,2 billones que fueron para la AUH, el programa Potenciar Trabajo, las políticas alimentarias y las Asignaciones Familiares.
En marzo de 2022, el gobierno nacional acordó con el FMI los términos de un nuevo préstamo especial llamado Fondo Facilidades Extendidas (EFF). Al momento de la firma, la tasa aplicable estaba en 0,25%. El EFF fue para refinanciar y poder ir devolviendo el Stand By de 44.000 millones de dólares tomado durante la presidencia de Mauricio Macri.
El tipo de interés del FMI resulta de ir promediando semana a semana la tasa de referencia de los bancos centrales cuyas monedas conforman la canasta de referencia del Fondo: dólar estadounidense, euro, yuan chino, yen japonés y libra esterlina. Pero es un cálculo ponderado, porque el peso relativo de de cada una es diferente: 43,38%, 29,31%, 12,28%, 7,59% y 7,44%, respectivamente.
La tasa de referencia de la FED de EEUU era 0,5% en marzo de del año pasado y es de 5,5% desde julio del corriente.
El reciente informe del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF) sobre el aumento de la deuda global a 307 billones de dólares -equivalente al 336% del PBI del mundo-, señala que con ese mayor nivel de endeudamiento y tasas también más altas, los gastos de los gobiernos en servicios de deuda, van a seguir aumentado. Y con ello, las tensiones internas en los países.
No son ya proyecciones sino una realidad.
A fines del año pasado el Congreso aprobó el Presupuesto Nacional 2023 que estipulaba entonces un gasto total de 28,9 billones de pesos. El servicio de deuda era ya entonces la porción más gruesa: 16% de ese total.
Pero en los 9 meses que van de 2023, el gobierno le fue incorporando un total de 8,16 billones de pesos más.
En primer orden, la partida para prestaciones sociales (Jubilaciones y pensiones, Asignaciones familiares, Pensiones no contributivas y Programas sociales -entre ellos Potenciar Trabajo, Políticas Alimentarias, Becas Progresar-) fue aumentada en 3,65 billones de pesos: 26% más que la previsión original del Ministerio de Economía. En segundo lugar, el pago de intereses de deuda recibió 1,52 billones: 52,3% más que lo presupuestado. Pero menos de la mitad -unos 0,76 billones de pesos- fue lo incorporado por el gobierno para cubrir la masa salarial del personal del Estado nacional.