El pasado martes 15 de abril, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) recibió el primer desembolso de 12.000 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional (FMI) en el marco del acuerdo número 28 de Argentina con el organismo multilateral.
El acuerdo se había hecho rogar. Circuló en versiones periodísticas que las exigencias del organismo era que el tipo de cambio flote libremente, cosa que el gobierno no quería.
Pero entre esos dimes y diretes, las reservas del BCRA cayeron 8.682 millones de dólares (de 32.903 el 7 de enero a 24.224 el 14 de abril antes del desembolso). Y el precio del dólar bolsa (MEP y CCL) había aumentado hasta cerca de los 1.400 pesos.
Así, el 12 de abril, el ministro de Economía, Luis Caputo, anunció no sólo el acuerdo de 20.000 millones de dólares con el organismo, sino también el fin del cepo cambiario para personas físicas. Las medidas implicaron también un esquema de bandas de flotación de 1.000 a 1.400 pesos donde, en ese margen, no hay intervención por parte del gobierno.
Aunque no lo dijeron, la medida es una puerta abierta a la devaluación de la moneda. Sin ir más lejos, el dólar oficial utilizado por el sector exportador pasó de 1.090 (antes del anuncio) a 1.200 pesos este jueves; lo que implica un aumento del 10%.
El gobierno habló de la fase 3 de su programa y destacó como el tipo de cambio bajó ni bien llegaron los fondos frescos del nuevo endeudamiento.
En la conferencia de prensa realizada, Caputo y el presidente del BCRA, Santiago Bausilli, anunciaron el nuevo esquema de endeudamiento.
Del FMI, ya ingresaron 12.000. Habrá 2.000 millones adicionales dentro de los próximos 60 días y 1.000 millones adicionales en el resto del año.

Además, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) anunciaron programas plurianuales de apoyo al programa de reformas, estabilización y crecimiento de 12.000 millones y 10.000 millones, respectivamente.
Los desembolsos de liquidez de los organismos internacionales en el año 2025 serán de 6.100 millones, de los cuales 1.500 millones ingresarán en forma inmediata, 2.100 millones adicionales dentro de los próximos 60 días y 2.500 millones en lo que resta de 2025.
Situación
Lo que sucede en el país no puede desvincularse de la situación mundial de la guerra de aranceles impulsada por el presidente norteamericano Donald Trump y las peleas por el patrón de la moneda en el intercambio mundial.
Sin ir más lejos, antes del anuncio del fin del cepo, el BCRA confirmó la renovación por un año del intercambio de monedas con el Banco de China. Se trató de la renovación por un año del tramo activado del swap de monedas con China, equivalente a unos 5.000 millones de dólares. El acuerdo con el Banco Popular de China (PBOC), plantea la disponibilidad de estos fondos hasta mediados de 2026. En ese marco, el BCRA informó que la extensión permitirá “reducir los riesgos en su transición hacia un régimen monetario y cambiario consistente y sostenible, en un contexto internacional desafiante para los flujos de capitales externos”.
Después de la transferencia del FMI al BCRA, el secretario del Tesoro de los EEUU, Scott Bessent, visitó Argentina. Sobre la renovación del swap con el país asiático, el funcionario norteamericano sostuvo que China actuó de “buena fe”, aunque criticó: “Queremos evitar en todo caso es lo que ocurre con el continente africano, donde China firmó acuerdos disfrazados de ayuda. Así tomaron derechos sobre minerales, cargaron de deuda los balances de esos países”. Además, el funcionario norteamericano señaló que “tienen acuerdos de peaje, lo que garantiza que las futuras generaciones sean más pobres y sin recursos. Y no queremos que eso pase con américa en América Latina”.
La embajada de China en Argentina no tardó en responder. “Es falsa la afirmación sobre los acuerdos calificados de rapaces y las supuestas grandes cantidades de deuda en los que ha incurrido la República Popular China. Lo que sí es verdad es que algunas personas con motivos encubiertos están intentando sembrar discordias en las relaciones chino-argentinas y chino-africanas”, señalaron en un comunicado oficial.
Esta semana Bessent dijo que el FMI y el Banco Mundial tienen una agenda desenfocada.
Letra chica: más ajuste
Los fondos frescos del FMI no vinieron solos. Un análisis del Staff Report del FMI señala que aún “persisten importantes vulnerabilidades y desafíos estructurales, en el contexto del aumento de los riesgos mundiales”. Además, hacen hincapié en que “a pesar de las mejoras iniciales en la cobertura de reservas, el nivel de reservas internacionales netas sigue siendo extremadamente bajo, cayendo más recientemente debido al aumento de los déficits comerciales en medio de incertidumbres sobre la dirección de la política cambiaria y un contexto mundial considerablemente más desafiante”.
También el organismo sostiene que “Argentina aún no ha reingresado a los mercados internacionales de capitales y enfrenta grandes pagos de servicios de deuda en divisas a acreedores privados y oficiales en el corto y mediano plazo”.
Sumado a este diagnóstico, el FMI propone al país una serie de reformas. Como la tributaria, la desregulación del mercado eléctrico mayorista y modificaciones en el sistema de pensiones. Esto es, profundizar el ajuste para garantizar el pago de las obligaciones.

Respaldo empresario
El grueso del empresariado argentino celebró las medidas de gobierno y el nuevo endeudamiento con el FMI.
La Asociación Empresaria Argentina (AEA) indicó que “la decisión de ir en camino a la eliminación total de las restricciones cambiarias, así como el mantenimiento del superávit fiscal, la disminución de la emisión monetaria, la baja del gasto público y la reducción de la presión tributaria, contribuirán significativamente a la movilización de la actividad empresaria”.
Nicolás Pino, presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), manifestó que “el fin del cepo abre un nuevo horizonte para el sector agropecuario. Este es un reclamo que veníamos llevando adelante desde hace muchos años y su puesta en marcha, a partir del lunes, va a traer aparejadas más inversiones y una mayor estabilidad”.
En un comunicado, la Asociación de Bancos Argentinos (Adeba), sostuvo que “resulta fundamental continuar con el proceso de desregulación económica y mejorando el marco regulatorio de la actividad financiera”.
En tanto Elio del Re, presidente de la Asociación de Industriales Metalúrgicos (Adimra), puso algunos reparos. “La medida apunta a recomponer ciertos equilibrios macroeconómicos, pero su impacto real dependerá de que venga acompañada por políticas microeconómicas concretas que atiendan las necesidades del entramado productivo. En un contexto internacional de alta incertidumbre, es clave sostener medidas que den previsibilidad y fortalezcan la competitividad de la industria”, concluyó.